Por Luis Enciso Canales

La politización de la reforma del poder judicial trajo consigo un acalorado debate sobre todo a nivel mediático. La mayoría de la población tenía claro que había votado por el plan C y que esta reforma formaba parte de esta decisión tomada en las urnas el pasado 2 de junio por la avasallante población que estuvo de acuerdo en la continuación de la cuarta transformación, así que a estos segmentos no les atrajo los gritos desesperados de los opositores y de los medios controlados por los grupos conservadores que trataban a toda costa de frenar la iniciativa, tampoco les movió el ánimo, las quejas y lisonjas de los trabajadores del PJF, y esto era de esperase puesto que México es un país con profundas desigualdades y una de ellas, quizás la principal, es la falta de justicia más aun entre los sectores menos favorecidos de la población; en ese sentido fue ingenuo por parte del poder judicial tratar de encontrar apoyo entre la población, poco o casi nada influyente, que ve a la justicia como algo ajeno a ellos.

Este culebrón después de días de bombardeo vivió su capítulo final en la cámara de senadores el pasado 10 de septiembre. Ahí la oposición hizo todo tipo de desfiguros que terminó en un vulgar pleito entre comadres acusándose de traidores ¿Qué no sabían que la política así funciona? Y que por lo mismo no tenían ninguna oportunidad de ganar puesto que ya habían perdido todas sus posibilidades desde inicios del mes de junio, y quizás desde mucho antes, y es que parece que no les ha caído todavía la realidad encima, o más bien no han querido darse cuenta.

Esta falta de ubicación en su justa “nueva” realidad les impide ver en lo que tendrían que estar trabajando para intentar reconstruirse, si es que quieren sobrevivir. Para empezar este reducido grupo de náufragos deberían borrar de su vocabulario varias palabras como: traición, corrupción, democracia, ética, moral, verdad, mentira, pueblo, nación, nacionalismo, solidaridad, empatía, y muchas otras más relacionadas a una profunda deuda que tienen con la sociedad.

Un ejemplo de esto: acusan a los Yunes (padre e hijo) de traidores, pero analicemos el argumento, los acusan por su voto a favor de la reforma al poder judicial en una negociación para salvar su pellejo por su largo historial de corrupción, algo que casi todos si no es que todos los miembros de la oposición arrastran en su haber ¿cualquiera de ellos no hubiera hecho lo mismo si pudiera? ¿Quién de ese selecto grupo no será el próximo traidor en las subsecuentes reformas? Y es que como dice el dicho, el que nada debe nada teme, es decir, si los Yunes no debieran algo pudieran haber votado en contra sin ningún problema ¿Quién nos asegura que esta negociación no fue concertada también con las dirigencias del PRIAN? Por otro lado, ahora ellos se autonombran defensores de la democracia, deberían saber que la democracia es la libre expresión de las ideas, aunque estas sean contrarias a las de la mayoría ¿Entonces por qué no respetar el voto libre de uno de los suyos, aunque este fue contrario?

Como sacado de un guion de una película, todo esto de la reforma se da en el marco de los días patrios que marcan la lucha por la independencia de México, una lucha ardua enfrentada por miles de mexicanos que sacrificaron sus vidas para darnos patria y salvaguardar nuestra independencia, primero de los españoles y luego de los reiterados intentos de otras naciones extranjeras por entrometerse en nuestro territorio. Estados Unidos siempre ha estado ahí dictando órdenes y lo que no le parece según sean sus intereses para que nuestro gobierno inmediatamente acate sus designios. Bueno en este contexto los trabajadores del poder judicial de la federación en una última intentona por conservar sus privilegios se manifestaron a las afueras de la embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México para pedir la intervención norteamericana para frenar la implementación de la Reforma Judicial, esto sin duda si es una aberrante traición a la nación y a las mujeres y hombres que nos dieron patria. A veces los verdaderos traidores están en otra parte. (LEC).-