Pan y rosas

POR: MAAT

A 8 marzo, 2021

Hace 109 años en 1912, las obreras estadounidenses gritaban ¡Queremos pan pero también rosas! Este lema se convirtió en uno de los primeros estandartes de la dolorosa lucha de las mujeres por un mundo de igualdad de derechos. Estas primeras mujeres aguerridas, que abrieron camino para el cambio, vivían en un contexto vital sumamente opresivo y adverso, pero se atrevieron a soñar con un mundo donde la belleza, la alegría, el gozo y el placer fueran posibles.

Su lucha por una justicia mayor evoca las batallas históricas por la liberación de las personas más pobres. El pan y las rosas es una hermosa metáfora que describe y comunica mucho sobre la esencia de la mujer. El “Pan”, significó mejores condiciones de trabajo, jornadas más cortas, mejores salarios, equidad en la paga. Y las “Rosas”, simbolizaron la conquista de una vida plena, llena de belleza y alegría.

Esto sin duda sincretiza en gran medida ese carácter fuerte pero a la vez la aspiración dual del equilibrio con la vida, así son las mujeres, con una gran capacidad para el trabajo, para organizar y encabezar los cambios, pero además por preocuparse de los demás, por estar pendientes del entorno que las rodea, eso sin duda es una dote inigualable ya que son solidarias por naturaleza porque están conectadas con la tierra, su gran intuición sobre la vida es quizás lo que sigue salvando este planeta.

Este día conmemoremos una lucha para honrar la memoria histórica de todas aquellas mujeres; conocidas unas, invisibles otras, pero valientes todas; que han luchado para legarnos los derechos que hoy no solo debemos reconocer sino hacerlos valer para ponerlos en la agenda de los diferentes actores políticos y sociales. Esto de ninguna manera debe interpretarse como una dádiva, sino como un derecho, por eso el imperativo en este momento es sin duda, la inclusión de la mujer, que nunca debió haber sido excluida, y que debe estar fincado en el respeto a su dignidad, integridad e igualdad en todos los ámbitos del quehacer público y privado.

Esta trayectoria es apenas la punta del iceberg que se asoma, falta camino por recorrer hasta que todas y todos estemos incluidos juntos como iguales en plenitud de derechos y aspiraciones en una misma vida justa, plena y con la certeza de que la justica ya no debe ser parcial.

Por eso hoy nuestro reconocimiento prioritario es para aquellas que aún faltan por llegar, a esas mujeres, compañeras, que todos los días y sin excusa, se entregan a salvar vidas, a construir, a salvaguardar la ley, a educar y aprender para poner todo su conocimiento y potencial al servicio de la gente, sin distingo de género o posición social.

¡Cuando salvamos a un hombre salvamos a un ser humano, cuando salvamos a una mujer salvamos a muchos seres humanos!

Es por eso que no deben existir barreras que nos separen, que nos dividan y mucho menos que pretendan detener o contener la marcha de las mujeres y quieran apagar su voz, porque su pelea es por un mundo más justo para todos, porque solo entre iguales puede haber justicia.

Recibamos con alegría y respeto solidario por las ausentes para que la memoria no borre su legado, que en este día las mujeres de todo el mundo desean y merecen un futuro

igualitario sin estigmatizaciones, estereotipos, ni violencia; un futuro que sea sostenible, pacífico, con igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas.

A fin de lograr este objetivo debemos asegurar que siempre haya mujeres presentes en cada mesa en la que se tomen decisiones, porque necesitamos que su representación refleje a cada mujer y niña, en toda su diversidad y con todas sus capacidades, así como en todas las situaciones culturales, sociales, económicas y políticas.

Es la única forma de conseguir un auténtico cambio social que incorpore a las mujeres como iguales en la toma de decisiones y nos beneficie esto a todas y todos, favoreciendo la construcción de un mejor futuro y un mundo más feliz.

Luis Enciso Canales

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