*¿Primero los pobres? *La carne de cañón de los gobiernos

POR: MAAT

A 5 marzo, 2021

Quién sabe a estas alturas de la pelea, perdón, del ¡sexenio! Lo que fue el eje central donde fincó su visión de gobierno el Presidente de la República con poner a los menos favorecidos al frente, quiero yo entender que de las prioridades y no de los golpes, su slogan de “primero los pobres” siga vigente hoy que los números y las estadísticas tienen otros datos. Y es que como en toda guerra, una disculpa de nuevo, como en toda lucha por el poder existen daños colaterales, si de esos que en el sexenio de Felipe Calderón estuvieron tan en boga, si, y son siempre los pobres los que lamentablemente siempre terminan pagando los platos rotos, los que padecen la violencia de verse desprotegidos ante las adversidades, los que sufren las injusticias y con ello su desvanecimiento en el discurso oficial al grado de volverse invisibles y sólo ser requeridos para atizar el fuego cuando se necesite. La desigualdad la podemos ver reflejada en el rastro que ha dejado tras de sí la pandemia. Un análisis de esos “otros” datos muestra que los contagios y las muertes crecieron más en los sectores populares del sureste de la capital y la zona metropolitana, así como en las grandes urbes de la frontera norte…

El corononavirus se ensañó con las clases trabajadoras en México, esta enfermedad, que llego al país en vuelos procedentes de Europa y Estados Unidos y cruzó la frontera norte desde el actual epicentro mundial de la pandemia, atemorizó en una primera fase a los residentes de los suburbios de las clases acomodadas o altas, pero quienes estuvieron y están sufriendo con especial fuerza su impacto, son las personas de bajos recursos. Así lo muestran los datos individualizados ofrecidos por la Secretaría de Salud con un nivel de detalle y apertura poco habitual en el mundo que desvelan la afectación diferencial de la epidemia entre la población. Lejos de las teorías que llegaron a defender algunos funcionarios públicos, al inicio de la pandemia que hablaban de la “inmunidad” de los pobres, las estadísticas revelan que el virus ha afectado más severamente y ha sido más nocivo particularmente para ellos…

Y bueno, no se necesita ser un especialista en la materia para entender que la pobreza tiene en una mayor vulnerabilidad física y de recursos materiales para poder lidiar con este flagelante problema de salud, lo que puede hacer, y de hecho lo está haciendo, la diferencia entre sobrevivir y no. El azote del coronavirus en México es, en palabras de Rodolfo de la Torre, economista y Director de Desarrollo Social con equidad del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, como el de un terremoto que, aunque no discrimina en función de clases sociales, sí es determinante en la manera de enfrentarlo. “Quizás al principio parece que estas amenazas pueden ser democráticas, pero terminan siendo mucho más fuertes para quienes se encuentran con condiciones económicas de desventaja”, afirma este especialista…

Por ejemplo; los sectores populares del sureste de la capital, como Iztapalapa, y el área metropolitana del Estado de México, donde millones de personas viven hacinadas en casas en las que no pueden cumplir las medidas de confinamiento e higiene estipuladas para frenar la expansión de la enfermedad, y las dos grandes urbes de la frontera norte, Ciudad

Juárez y Tijuana han sido dos puntos negros en el territorio nacional que dejan claramente ver los rasgos de la polarización de la pobreza y cómo influye ésta determinantemente en la virulencia de la enfermedad. En esas ciudades limítrofes, la cercanía con Estados Unidos y la gran densidad de población han generado un caldo de cultivo perfecto para la propagación del virus y ahora registran uno de los mayores índices de letalidad sobre casos observados de toda la nación…

Las estadísticas y las historias trágicas detrás de ellas demuestran que en México son los trabajadores que se ponen en primera línea de las economías para sacar adelante a sus familias los que se están llevando el mayor impacto de la pandemia. Entre los retos que nos va a dejar esta crisis de salud sin precedentes en la historia reciente, está el de repensar los sistemas de salud y reforzar la atención a todos los mexicanos, algo que se conseguirá con una mayor inversión en el área sanitaria que en la actualidad, México, invierte un 2,5% de su Producto Interior Bruto (PIB) a la salud, una cifra inferior al promedio latinoamericano del 3,7% y mucho menor del 6% que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), deben invertir como mínimo los países para tener un sistema sanitario óptimo…

Pero hoy lo importante en este país no es la salud, por increíble que parezca, quizás para los fines y usos prácticos de la política ahí sí, como así lo dejo ver el Presidente cuando se le chispoteó aquel famoso; “nos cayó como anillo al dedo”. Hoy ya existe una vacuna pero no existe voluntad política para llevar a cabo una cruzada nacional verdaderamente organizada y articulada para agilizar la aplicación de ésta, no se ha puesto por encima de las diferencias políticas lo prioritario que es la salud de los mexicanos, sobre todo de los más desvalidos, prácticamente se ha dejado a sus suerte a los Estados con los que el Presidente tiene diferencias sin importar que debe gobernar para todos, inclusos hasta para los que votaron en contra de él, la afección más grabe que hoy existe es la falta de empatía. Con la economía a marchas forzadas y cuesta arriba, con la rebatinga política de las próximas elecciones y con la cerrazón de un mandatario que no quiere ver, ni oír, el saldo de la pobreza seguirá incrementándose para seguir siendo los primeros en las listas negras. ¡Primero los pobres!.. (Luis Enciso).-

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