*El IMSS en manos de nazis *Trato indigno a los ancianos

POR: MAAT

A 25 noviembre, 2020

SEGURAMENTE Zoé Robledo ignora lo que sus directivos en Torreón hacen, porque no lo permitiría. No solamente no lo permitiría sino que de inmediato los pondría de patitas en la calle, como pensamos que lo hará, cuando se dé cuenta del trato indigno que le dan los funcionarios del Seguro Social en la localidad a los derechohabientes que después de toda una vida de haberla entregado al trabajo, ahora que con el sudor de su frente, que por la entrega a sus labores y a sus empresas se ganaron justamente una pensión ante el instituto, directivos torpes y subordinados de estos, desalmados, émulos de nazis de aquella Alemania de la que se avergüenzan los propios alemanes, dan un trato indigno a nuestros ancianos jubilados…

QUIEN ESTO escribe, luego de casi 8 meses de haber estado encerrado en casa por la pandemia, tuvo ayer necesidad de salir. Obedeciendo todos los protocolos que la Secretaría de Salud recomienda y además convencido personalmente de ellos, estrené un kn95, me proveí de una botella de gel antibacterial, guardé la sana distancia y me dirigí a la Oficina de Pensiones y Prestaciones Económicas de la Sub-Delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social, sito en Bulevard Independencia entre las calles Leona Vicario y Ramón Corona de Torreón. Desde que salimos de casa mi hijo y yo, estaba hablado, si había mucha gente nos regresaríamos y volveríamos al día siguiente a temprana hora; con 65 años de edad, obeso, alta presión y diabético, no pienso darle presentarme de frente al coronavirus. Además sería una torpeza mayúscula que luego de 8 meses de encierro, me deje atrapar ahora…

AL LLEGAR A la sub delegación del IMSS, cuyo titular es Enrique Garza, nada más me dejaron entrar a mí y lo entendí en razón de los protocolos. Como ya sé en donde se encuentra la oficina de Prestaciones Económicas porque ahí hice dos años atrás los trámites de mi pensión, llegué rápidamente a ella y comencé a experimentar todas una serie de enojos, disgustos, corajes y verdadera ira, al ver como los empleados del Seguro Social, algunos de tercera y hasta cuarta categoría, tratan a los pensionados y jubilados, todos de la tercera edad, algunos viejitos que respiran ternura, pero que a ellos parecen no merecerles absolutamente nada, como si les estorbaran, como si los atendieran “a huevo”, como si no les pagaran por hacer su trabajo. Pero si me dio coraje ver que los empleados trataban mal a los pensionados, cuando veo que los directivos, que los jefes los trataban peor, de plano con menosprecio, mi ira aumentó y les reclamé, no me pude quedar callado…

MIRE USTED: Es que desde el momento en que el viejito llega, hombre o mujer; no sabe qué hacer. Y ese desconcierto se le ve, se le nota a leguas, se le advierte en el andar incierto y lento, en el dudar si sentarse en alguna butaca o formarse en algo que parece fila, en preguntar o no, porque en las ventanillas se ve a un par de personas con cara de si. Me preguntas te miento la madre. Por precaución o miedo, deciden no hacer nada, hasta que alguien se apiade de él, pero ese alguien es otro pensionado que tampoco sabe mucho, aunque por tener ya ahí una hora o dos le dice, “yo soy el último que llegó, Usted sigue de mí”, -Ah, gracias”, le responde agradecido el primero de los viejitos…

PERO LO DOS empleados que están en ventanilla ahí siguen con su cara de malos. Nadie los ve hacer nada y cuando alguien se atreve a ir a preguntarles ocurre lo que temían: “Que no ve que estoy ocupado!. Regrese a su silla, Ahorita le llamo!” y la viejita regañada regresa entre avergonzada y encabronada pensando: “cómo me va a llamar si no sabe mi nombre”? Total que al paso que el importamadrismo de los empleados nazis del IMSS permite, en do-s horas apenas atendieron o medio atendieron a diez personas, lo de medio atendieron es porque les pidieron que regresaran otro día con tales y cuales documentos…

PERO OJO, no con todos los que van a hacer un trámite es igual. Resulta que además de ancianos y ancianas, a la Oficina de Pensiones y Prestaciones Económicas del IMSS también van jóvenes y jovencitas, seguramente a tratar algún asunto de sus padres, sus abuelos, sus tíos abuelos, etcétera. Y mire Usted lo que son las cosas: Ayer una mujer no tan jovencita pero no grande, que a pesar de su cubrebocas se observaba guapa, vamos! Que llamaba la atención por varias razones, llegó, se sentó en una de las butacas y más tardó en ponerse cómoda que el jefe de la oficina, un hombre chaparrón, regordete y con aires de Don Juan, en ubicarla y salir, hacerle una señal que quizás para la gran mayoría de los presentes haya pasado inadvertida pero no para quien esto escribe con la experiencia y las tablas que dan 46 años de periodista…

HECHO LO CUAL, la señorita se levantó sigilosamente, caminó hacia la puerta que da acceso a la parte interior de la oficina y entró al privado del jefe de Pensiones y Prestaciones Económicas del IMSS. Cinco, diez, quince, veinte, 25 minutos estuvo ahí y luego salió y se fue. En el inter hubo una persona que trató su asunto con uno de los que atendía en ventanilla, pero le dijeron que eso solamente lo podía resolver el jefe pero que estaba muy ocupado y no lo podían interrumpir…

CUANDO POR fin esta persona fue atendida por el jefe de la oficina, tampoco le resolvió no obstante sus argumentos. Le reclamó entonces por el mal trato a los derechohabientes, por la poca consideración que se tiene a los ancianos, por no tener una persona para guardar los protocolos e ir ordenándolos para que sepan quien sigue de cada quién, e incluso para que sepan si están en la oficina correcta pues no puede ser que se den cuenta de ello cuando ya estuvieron haciendo fila dos o tres horas, pero lejos de entender, el soberbio funcionario del Seguro Social contestó, “pon tu queja, no es mi problema, es tu problema o es problema de ellos (de los viejitos), que no vengan!”… (GFA).-

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