*”Recibimos un país oliendo a pólvora” *Durazo deja a México oliendo a sangre

POR: MAAT

A 30 octubre, 2020

ANTE LA FALTA de méritos y logros que justifiquen su nombramiento, en la mañanera de este día. Andrés Manuel López Obrador, escogió tocarle el corazón a los mexicanos al designar como sustituto de Alfonso Durazo en la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana a una mujer, Rosa Isela Rodríguez (para que no digan que no las quiere), que además convalece ahora de covid-19 (más dramatismo) y que (música de violines) según él, ni siquiera está enterada: “vamos a ver si acepta”. Esta vez como se habrá dado cuenta el lector, El Peje se pasó…

PERO HABLANDO de méritos, lo que llama la atención es que al que se va, al que sí conocemos todos los mexicanos, a Alfonso Durazo, que tuvo un desempeño desastroso en el combate a la inseguridad, porque nadie puede poner en duda que hoy por hoy nuestro país está peor que nunca en la materia, que como nunca antes México se encuentra en poder del crimen organizado y que nunca en tan poco tiempo, tan solo dos años de la Cuarta Transformación, se habían cometido tantos asesinatos, el presidente en turno, le de salida con fanfarrias, con agradecimientos y reconocimientos y lo apoye para que busque la gubernatura del estado de Sonora. Irresponsable y criminal!

ESTE VIERNES, nos complace ser anfitriones del extraordinario articulista de reconocimiento nacional y hasta internacional, Raymundo Rivapalacio, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García,y cuya columna “Estrictamente personal” se publica diariamente en El Financiero y en Vanguardia. A continuación reproducimos literalmente la entrega de este día, que tituló: “El Inspector Cluseau” el maestro Rivapalacio, que sin duda será de gran interés de nuestros lectores:

Estrictamente personal

“El Inspector Cluseau”

Raymundo Rivapalacio

“Alfonso Durazo fue sorprendido por el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador cuando le dijo que sería secretario de Seguridad Pública. De inmediato buscó como asesores a Alejandro Gertz Manero, que había ocupado ese cargo en el gobierno de Vicente Fox cuando Durazo era su secretario particular, y a Manuel Mondragón, que había encabezado la metamorfosis de esa poderosa dependencia a ser un apéndice de la Secretaría de Gobernación en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Mondragón fue quien le preparó un diagnóstico y un plan de seguridad, que le llevó a López Obrador como si fuera el grial sagrado. Ahí empezó la debacle.

Durazo le dio los insumos a López Obrador, quien ya como Presidente aseguró en enero de 2019 que en 100 días, su gobierno mejoraría la seguridad. Atacarían las raíces del fenómeno, y no combatirían con balazos, sino que darían abrazos a los criminales. Las fallas de esa estrategia, sin

embargo, habían comenzado meses antes. En julio de 2018, días después de la elección presidencial, Durazo aseguró que los cambios en la estrategia serían paulatinos, y que se enfocarían a la capacitación de los policías, con lo cual podrían retirar “al Ejército a los cuarteles”. Lo que sucedió fue lo contrario, y lejos de meter a los militares a los cuarteles, se hicieron cargo de la seguridad pública, en admisión implícita del Presidente que su secretario falló.

La verdad es que todo el gobierno fracasó. ¿Cómo está hoy la seguridad en el país? Fatal. México vivió los primeros 20 meses de gobierno de López Obrador la época más violenta de su historia. El número de homicidios dolosos durante este periodo alcanzó los 59 mil 451, contra 32 mil 576 de Peña Nieto, 18 mil 442 de Felipe Calderón, y 22 mil 890 de Fox. Ante la falta de resultados, hay abundancia de crítica al pasado. Durazo dijo en vísperas de iniciar la administración, que les habían dejado un desastre los anteriores en materia de seguridad, pero se puede argumentar que dejará un país, al irse del cargo, en peores condiciones.

Un bufón cotidiano, el secretario se convirtió en una especie de Inspector Clouseau, un jefe de policía en París torpe, incompetente y poco dotado para enfrentar el desafío que enfrentaba. La diferencia es que Clouseau era simpático, mientras Durazo fue cosechando enemistades y aumentando el desprecio de muchos por su muy triste papel en la Secretaría de Seguridad. Él no se da cuenta, o al menos aparenta no verlo, pero los datos aplastan sus declaraciones triunfalistas, como cuando afirma que ya logró contener el homicidio doloso: sólo en los primeros nueve meses de este año, pese a la pandemia y el confinamiento, la tasa nacional de víctimas por cada 100 mil habitantes fue de 20.5, con lo que rebasó significativamente las de 2015 y 2016, 14.7 y 18.3, respectivamente, que habían sido las más elevadas hasta el momento.

Durazo declaró recientemente, justificando los números de violencia en el país, que “recibimos un país oliendo a pólvora”, que fue refutado rápidamente en las redes sociales donde le dijeron que ahora “olía a sangre”. Un análisis comparativo realizado por EjeCentral hace una semana con las estadísticas sobre incidencia delictiva, reveló que durante la gestión de Durazo no hubo ni contención ni disminución de delitos, como presume, y al ampliar la comparación a los últimos cinco años, los resultados revelan el fracaso de su estrategia, particularmente en homicidio, feminicidio, extorsión, secuestros y lesiones.

La seguridad del país la deja en un tiradero, al haber renunciado como secretario, efectivo el sábado, para buscar la gubernatura de Sonora. No deja de llamar la atención que quiera ir a su estado, en donde ha sido amenazado reiteradamente por Los Salazar, uno de los grupos que pertenecen al Cártel de Sinaloa, que en mensajes que han dejado en las calles de Hermosillo, lo han acusado de no cumplir con sus acuerdos. Nadie sabe públicamente a qué se refieren Los Salazar, pero Durazo reaccionó con miedo cuando aparecieron por primera vez los señalamientos, cancelando la boda de su hija en esa ciudad, y trasladando el festejo a la Ciudad de México.

Los lazos del Cártel de Sinaloa ha cruzado la cara de Durazo hace tiempo. Cuando era secretario particular de Fox, a principios de 2005, la Procuraduría General de la República detuvo a Nahúm Acosta, coordinador de giras de la Presidencia, que trabajaba con él, acusado de ser informante de Héctor Beltrán Leyva, el H, financiero de la organización que lleva el nombre de su familia y que en se entonces era responsable de la seguridad de la llamada Federación, que bajo la égida del Cártel de Sinaloa, agrupaba a todos los cárteles de la droga del momento, salvo el Del Golfo y Los Zetas. Acosta fue liberado 73 días después, en buena medida porque la filtración de su detención saboteó la investigación y violó su debido proceso.

El Cártel de Sinaloa lo ha seguido como sombra. La más grande, el 17 de octubre del año pasado, cuando en un operativo con el Ejército, un comando de ex policías federales detuvo a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, por petición, con fines de extradición, del gobierno de Estados Unidos. Durazo nunca les envió los Blackhawks artillados para la operación de extracción, y los dejó a su suerte. Cuando López Obrador decidió la liberación de Guzmán López, Durazo no lo persiguió porque, dijo, en México no tenía ninguna acusación. La omisión total, o el encubrimiento, para donde va también su investigación de la matanza de la familia LeBaron en la frontera de Chihuahua con Sonora, en un corredor de trasiego de drogas del mismo cártel.

Qué desgracia para Sonora si un personaje como Durazo llega a gobernarlos. A nivel nacional, lo único bueno es que se va de la Secretaría de Seguridad… HASTA AHÍ el magnífico artículo “El Inspector Cluseau”, de Raymundo Rivapalacio… (GFA).-

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